Literatura chilena: creación y crítica

Categories: Literary Criticism

Author: VV. AA.

Girol Number: 13073

ISBN: 978-84-999999-13073-G

Publisher: La Frontera

Location: Los Angeles, CA

Year: 1984

Condition: New

Binding: Paperback

Editor: Araya, Guillermo

BASTA. Basta. Repetimos esta palabra en vista de que la situación del ostentador del mando se reduce en la actualidad al mantenimiento del poder por el poder. Los justificativos del golpe de estado han quedado atrás y no pueden ser invocados, en vista de su fracaso total. Si se suma a esto la completa crisis del régimen —economía rota con su secuela de la cesantía masiva o los sueldos de hambre, la paralización de la producción de la industria nacional— se ve que existen motivos suficientes para dar por terminado su mandato. No se exagera al decir que carece de todo apoyo —aparte de la fuerza bruta— y que la totalidad de la población se manifiesta en su contra.

Una de las cantinelas de sus mensajes oficiales, repetidas hasta el cansancio, es la de que no se ha fijado plazos, sino metas. Hay que preguntarse a qué metas se refiere, después que el ostentador del poder ha usufructuado de éste por el periodo más largo en la historia del país. Los regímenes anteriores con más largo plazo duraron exactamente diez anos. Estos fueron los decenios del treinta, cuarenta y cincuenta, en el siglo pasado y que justamente, en vista de la saturación de sus políticas, del repudio de la opinión pública y de las manifestaciones de violencia (los levantamientos de los años 51 y 59) se pasó por un parto sin dolor del periodo conservador a la república liberal. El cambio fue posible porque los gobernantes asilo permitieron, al comprender que les sería imposible gobernar contradiciendo el sentimiento de la mayoría ciudadana.

Si la historia se repite, o por lo menos sirve para dar las lecciones del caso, existe cierta similitud entre el actual y uno de los anteriores “hombres fuertes”. Este usufructuó del poder como tal, aun antes de asumir “legalmente” como cabeza constitucional, cometiendo toda clase de arbitrariedades. Aquel oscuro uniformado de triste memoria también realizo “elecciones populares” para ostentar el titulo “legitimo” de presidente de la república, mascarada que se ha repetido recientemente y en la cual se ampara la legitimidad del sistema.

La historia nos ensena que el término de su mandato —ya determinado por la cesantía y el hambre, igual que ahora- fue provocado abruptamente por síntomas exactamente similares a los que se manifiestan en la actualidad, faltando solamente la carencia total de créditos del exterior. Justamente uno de los pilares de su sustentación, es la continuidad de éstos y su suspensión podría ser uno de los factores que pongan término a su permanencia en el poder.

Otro podría ser su destitución por determinación de sus compañeros de armas, pero estos se encuentran tan comprometidos como él que aparece como única cabeza visible; esto nos hace dudar de un pronunciamiento en este sentido. Por otra parte, un régimen piramidal sustentado en el terror compromete solidariamente a cada uno de sus miembros.

Una tercera posibilidad — ¿la historia se repite?— es la manifestación masiva de una huelga general. Esto es impedido por el sistema de terror imperante. Este temor puede tener su límite y al mismo tiempo puede ser superado en el momento oportuno. De producirse, con las consecuencias del caso, se enfrentaría a la ostentosa terquedad manifiesta y nos induce a deducir que este último recurso, desembocaría en una represión masiva e indiscriminada, cuyo último episodio seria desgraciadamente -con el pueblo en la calle— una masacre colectiva. Ojalá que nos equivoquemos. La personalidad del ostentador del poder desgraciadamente nos hace llegar a esta conclusión. Es un precio sumamente alto para poner término a la tiranía, aparte de la vergüenza -una más- que significaría incorporar un capitulo semejante a la historia del país.

Sin duda lo que provoca su tenacidad en aferrarse al poder, es la comprobación de su completo fracaso ideológico. Su razón de ser fue la eliminación de determinadas tendencias políticas empleando la fuerza. Ahora está comprobando, como es lógico, que esa misma represión está generando -paradójicamente para él- el auge de las tendencias que ha tratado de eliminar.

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